Me habían invitado a un acto de ATE CTA en las puertas de la Cancilleria referido al 24 de Marzo ’76.
Mi visión inmediata fue una rutina mas de la militancia de estos días y mientras en el escritorio se me apilaban papeles, un actito mas pero como decía mi suegra “usted es un hombre que piensa demasiado” y volví y pedí el volante.-
Subte, calor, la plaza San Martín, el palacio en su enorme portón de hierro trabajado enfrente la torre de Cristal y acero igualito que en Catalinas (la del norte) los compañeros, el escenario, los parlantes, apretones de mano, la veo a Gladys, besos. Arriba como siempre los dirigentes, el micrófono, los elementos del ritual estaban listos, el de la junta intenta explicar el fundamento de lo que nos reúne en ese lugar tan pituco donde alguna vez Borges dibujaba incorregiblemente ríos de sueñera y de barro.-
Presentaciones, todo parece una replica pero sin el aura de originalidad de Benjamin, sin embargo, el señor mayo de traje y corbata de seda empezó a relatar una historia propia y de sus compañeros y de repente estuve de vuelta, el Sr. hablaba de su pasado militante de la JP de la 3º, los tanques, las tanquetas, lis soldados la marina –“sombras, el escape a una condición imprecisa y marginal que los dejaba fuera del mundo sombrío y preanunciado que alguno (los de siempre) habían diseñado incluyendo muertes, raptos, desapariciones, enfrentamientos, todo lo necesario y más para destruir los sueños de algunos que se habían atrevido.-
El señor de Traje y Corbata de seda relata y en algún momento habla con su hija –la voz se estrangula- y sigue y cuenta su legajo, dice “despedido por abandono de trabajo” ha vuelto a trabajar pero no ha recuperado se estado anterior, ahora es, con el enorme eufemismo leguleyo, “planta transitoria” y grita su reclamo a los 60 quizá como entonces cuando tenia 24 y se calla.
Adhesiones, discursos (estudiados o no) algunos refieren al dictamen consolidando en le 2004 lo decidido hace 34 años.
Como siempre apelaciones a la lucha ¡tan vieja! (500 años) a la memoria como construcción y como instrumento.
Compañeros que suben y bajan con cuadro del Che incluido.
Más adhesiones. ´
No hay mucho más que decir
El Acto que los compañeros prepararon para las autoridades y que será entrado
Curiosamente no hay rejas ni policías ni siquiera de calle, salvo los de civil
“todo tiene un final, todo termina”
Dispersión –que palabra- los dirigentes en taxi, yo al subte de nuevo
La memoria es una cosa curiosa en el asiento milagrosamente conseguido
Aparecen imágenes – las Asambleas en el salón de la Coop, los compañeros de la JTP que se dieron el gusto de echarlo a Rockefeller, los paros, el salón de actos de la FEC y Puga y Cavallieri preocupados por la estabilidad (de la arquitectura) las reuniones con Antonio y otros en el localcito del Once que era casi un zaguán con la jueza del palo que Ofrecía saberes
La lista verde, la patota, las urnas rotas y las espaldas también – la caída, el miedo, la desaparición de Bordolino, las cartas a la curia, el miedo, las reuniones fugaces en las colas de los colectivos, Antonio en tratamiento psiquiátrico que mantuvimos los compañeros porque la FEC se lo negó.-
Un compañero decía que no puede haber derrota si se puede contar la historia
A veces cuando “pienso demasiado” creo que nos dejan porque –al menos todavía- hemos dejado de ser peligroso.
Constitución, todos bajan, espero hasta el final, de reflejo?
En el hall de la estación que me produce una sensación de extrañamiento como cuando todavía viajaba a La Plata y nos reuníamos en la casa de Chivilcoy y cerca de calle 7.- ya nada es igual pero como la memoria escariosa y esta sujeta a la clasificación, los que alguna vez soñamos un mundo distinto podemos darnos el lujo – en memoria de lo que fue y de los que fueron – de seguir soñando, quizá diferente, mas grande o mas pequeño – “Caractericemos la etapa” me resuena todavía, y de pronto recuerdo al Sr. de saco y corbata de seda subido en un palco de un lugar pituco apelando – con la voz extrangulada- a su hija como dejándole un presente que puede ser cruel y a la vez maravilloso, de ese camino que no existe y que podemos construir entre todos.
Resuena en los parlantes ¡¿Hey Canciller, y los legajos?!
Agradecemos el aporte del Amigo Alberto.